lunes, 16 de septiembre de 2013

Las sillas azules




Lo que otros ven como algo viejo, yo lo veo como algo con posibilidades. La gente de mi entorno sabe de mis habilidades para dar segundas oportunidades a muebles y objetos. Por ello mi garaje se va convirtiendo en un almacén de “trastos” que esperan su oportunidad. Como estas sillas de caña que llegaron a mí después de ser recogidas junto a un contenedor.






Lo primero que hice fue lavarlas con un cepillo y jabón suave. Sólo con eso ya empecé a ver el cambio.

Antes de decidir el color, pensé con que tela haría los cojines; eso determinaría el estilo. Da la casualidad de que me habían dado una colcha de los años 70 que tenía un bonito diseño y escogí uno de los tonos para pintar las sillas.





Realicé los cojines con un cierre sencillo para poder lavar las fundas ya que iban a estar en el exterior.

Con un retal fui a buscar el color en spray y siguiendo las instrucciones del envase y bien protegida con guantes y mascarilla me puse a pintar.







El resultado es perfecto y quedan estupendamente en mi porche, aunque al ser tan ligeras podrían ir en cualquier ambiente desenfadado.





Espero que os gusten.

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