LA LÁMPARA DE PESCA
Mi hermano
Raúl, buen cocinero y mejor persona, tuvo un restaurante con olor a mar
cantábrico que se llamaba Arraun, palabra en euskera que significa remo. Cuando
la vida le llevó a otros mares y otras cocinas, esta lámpara de pesca, que
formó parte del Arraun quedó olvidada en un trastero.
Allí siguió
apagada un tiempo hasta que un buen día me la regaló y me puse manos a la obra
para devolverle su esplendor.
Empecé por
desmontarla y con un limpiametales específico para latón, lana de acero 00, un
cepillo de dientes viejo, un paño de gamuza y guantes abordé, con mucha
paciencia, el trabajo de pulir el metal.
Volví a montarla
y a repasar la instalación eléctrica, limpié el cristal con cuidado y para que
no se oxidase de nuevo le apliqué barniz específico para latón.
Preciosa que artistaza nena...
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